“La acuarela de Pedro Orozco es pura luz. Una luz que sabe captar en cualquier lugar, que distinguimos como si se tratara de un mapa. En ella se huele el mar cuando pinta una marina mediterránea y la tierra cuando plasma los campos andaluces. Desde un rápido apunte a una obra largamente preparada, los espacios y sus motivos cobran vida mediante el dominio de la técnica y las perspectivas, apoyado en la fuerza del color y en la disposición a arriesgar, jugando a dejar papel a la vista o a utilizar el agua a discreción”. Con estas palabras define José Luis Gómez Barceló, de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, las acuarelas de Pedro Orozco Tristán