Lola García Garrido – Montrash
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Lola García Garrido explora historias cotidianas al otro lado de la realidad.
La exposición ‘Montrash’, en la sala de la Universidad de Huelva, propone un interesante y divertido acercamiento a la obra de esta fotógrafa bonaerense.
El aire de Buenos Aires ha llenado de frescura la Universidad de Huelva. En sentido literal -porque la artista Lola García Garrido lo capturó con una taza, lo metió en una bolsa junto a su pasaporte y ahora lo muestra en una videoinstalación- y porque su exposición ‘Montrash’, que puede disfrutarse hasta el 5 de noviembre en la sala de Cantero Cuadrado, nos invita a un fantástico paseo por la cara oculta de la realidad.
Ese soplo de frescura estuvo presente en la propia inauguración, que contó con la presencia de la autora, acompañada y musicada por Xoel López, alma de Deluxe y compañero de Lola más allá de la faceta artística. Pronto se corrió la voz en la ciudad y los seguidores que acudieron a la sala tuvieron el privilegio de disfrutar en petit comité varios temas en acústicos interpretados a dúo.
La muestra presenta una serie de fotografías construidas a partir de la toma directa y luego montadas digitalmente, momento en el que su autora crea y recrea las imágenes cotidianas para convertirlas en algo más: una provocación, un homenaje a los mitos contemporáneos, un desafío interpretativo.
A mitad de camino entre el fotomontaje y el collage, la artista explora experiencias reales, suyas, pero también universales –la lectura de un cuadro, la presencia en una playa, en un patio de vecinos, en una ciudad europea- para dibujarlas con su propio pincel, trascendiendo la fotografía y contándonos, una a una, las historias que están contenidas en ellas.
Como una Alicia que se divierte traspasando fronteras entre lo real y lo imaginario, nos abre puertas y ventanas para introducirnos en paisajes mágicos de los que ella misma participa, unas veces desde la inocencia, otras desde la indiscreción.
Y es que, lejos de distanciarse de sus propuestas, la propia Lola García nos guía por ellas como un personaje diegético, que en una de sus obras se asombra ante el espejo–‘¡Me desempañé!’- en otra nos muestra las interioridades de su nevera y de su estómago –‘Otra vez vacía’- o se convierte en modelo publicitaria de una serie de productos imposibles: ‘Gripe B de Beso’, ‘Le Ché’, ‘¿Kí pasa?’ y ‘Flagelado’.
En ese empeño de teorizar sobre el arte, alguien ha calificado la obra de Lola García de ‘surrealismo pop’, término acertado por la mirada alternativa que la autora imprime a cada una de estas fotografías. El vicerrector universitaria de extensión universitaria, Manuel José de Lara, lo expresa muy bien en el catálogo afirmando que en la exposición “hay guiños al expresionismo, a la irreverencia del dadaísmo, al colorido del pop, a la laboriosidad del collage, a la elasticidad del cómic, todo ellos sin perder un ápice de personalidad, de frescura y de juventud”.
La única pieza audiovisual de la muestra, “Traje aire de buenos aires”, con la que arranca esta crónica, es un cortometraje de 23 minutos sobre la metrópolis porteña salpicado de escenas y fragmentos, en apariencia caóticos, sobre cómo transcurre la vida en espacios abiertos. Coches corriendo, palomas, niños, que se suceden a gran velocidad ante nuestros ojos. Lola García Garrido quería traer el oxígeno de su ciudad a España. Y con él se trajo un catálogo de imágenes, una visión amplia, creativa y profundamente personal del mundo y su cotidianidad.
Se agradece que una exposición divierta y haga pensar. No dejen de verla.