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Ciudadanos de Peter

Un acercamiento a Rusia. A sus gentes, a sus casas, a sus lugares, a su espíritu.

A este país tan viejo cuanto joven, pues como tal nació tan sólo en 1991 asentado sobre las bases de la desmembrada Unión Soviética, la magna URSS.

Desde entonces vive un acelerado periodo de transición hacia la modernización, hacia la liberalización y abrazo del capitalismo, donde conviven extremos como tradición y modernidad o el espíritu comunitario propio del régimen y el individualismo más atroz.

Un pueblo que siempre ha estado mentalizado de estar trabajando para una potencia mundial de primera línea y dirigente del mundo, con una industria básicamente militar hasta época reciente como motor económico, y donde hoy la gente joven parece estar sumida mayoritariamente en un profundo escepticismo.

En el mercado libre de la realidad y el deseo, se ha aprendido demasiado rápido hasta dónde llegan las fauces de la modernidad. La falta de viviendas, el escaso nivel adquisitivo y el renacer del fervor religioso marcan la existencia de estas gentes.

Dado que Moscú vive en un estado fi cticio con un nivel de desarrollo muy superior al resto del país, me acerqué a otra notable ciudad con gran trascendencia histórica para el país: San Petersburgo, Peter como la llaman más breve y familiarmente sus ciudadanos, con una actividad industrial muy marcada, gran puerto marítimo y fl uvial, un ámbito muy elevado de campesinado en la periferia de la urbe, universidades, por lo que es un buen baremo del país.

Los habitantes de esta ciudad heroica que sobrevivió a los 900 días de asedio nazi que se saldó con cerca de un millón de muertos ya no quiere ser Leningrado. Tras un referéndum celebrado ese año recuperó su nombre original y Petrogrado o Leningrado quedaron relegados a los libros de historia. Pasado y presente se funden en las aguas del río Neva para refl ejar a un pueblo culto, duro y con un matiz triste que sabe quién es pero quizás no hacia dónde desemboca.

En la avenida Nievsky los golosos escaparates del consumismo no esconden del todo las cicatrices y heridas. Junto a los neones de un dentista, el número 210 convive con una placa que recuerda el bloqueo nazi y que advierte de los peligros de la guerra: “¡Ciudadanos! Este lado de la calle es el más peligroso cuando bombardea la artillería”.

A través de sus gentes conformar otro “mapa de la ciudad” de esta metrópoli de palacios y agujas doradas que nació hace cerca de tres siglos sobre el fango de un lodazal por deseo del zar al que debe su nombre Pedro I “El Grande” para que albergara la corte de la nueva Rusia,lejos de su odiada Moscú.

Para levantar su sueño contrató a los mejores arquitectos, urbanistas, artesanos y artistas del momento ya fueran italianos, británicos o franceses, logrando rápidamente poner en pie un trazado urbano racional para una ciudad de palacios, mansiones, teatros, plazas, canales y puentes desde la que fascinar y atemorizar al mundo, y apartar a Rusia de su aislacionismo político y marítimo.

Inicialmente la comunicación no es fácil y un tanto reticente pues hasta el cercano periodo soviético no estaba bien visto saber idiomas (en la época de las purgas estalinistas era una de las excusas paranóicas para acusar a alguien de espionaje). En caso de hablar un segundo idioma éste era el alemán y es en la actual etapa rusa que se estudia el inglés, y cada vez más frecuentemente el italiano, en las escuelas. Pasado este umbral, son gentes generosas y calidas que brindan su hogar para ofrecer un buen plato de borchs entre paredes forradas de colorido papel pintado e intersante tertulia.

Así, en mis recorridos por la ciudad me he encontrado, y me han encontrado, a los peterburgueses con quienes la he conocido al tiempo que sus vidas y alguna de las cuestiones que más les interesan o preocupan, y entre charlas se han brindado a matizar su lugar más íntimo o favorito -aquella evocación o enclave al que desean retornar si se ausentan de Peter- y el objeto más preciado, al que tienen mayor apego o mejor les define.

> Carma Casulá

Detalles

Comienza:
16 Octubre, 2008 - 00:00
Finaliza:
21 Noviembre, 2008 - 00:00
Precio:
Gratuito
Categorías del Evento:
,

Organizador

Universidad de Cádiz

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