Esta, más que una historia sobre talento, es una serie de canciones que conforman una vida y que dan lugar a la aparición de un nuevo artista en el panorama musical. Así es Álex Ferreira, un hombre al que se le conoce mucho mejor escuchando cada una de las canciones que escribe y que defiende sobre el escenario a golpe de guitarra. Canciones sencillas pero pegadizas en su melodía, y con unas letras que hacen hermosa la cotidianidad del día a día, del amor, del desamor o la vida. Ferreira canta a todo eso y más, y lo pinta con melodías que a veces recuerdan a Death Cab for Cutie, otras pocas a M. Ward y otras tantas a Fito Páez. Así de diversas son las influencias de un dominicano de 26 años que llegó a Madrid un frío invierno con un firme propósito: destapar a su eterna compañera -la guitarra- y dar a conocer sus canciones.