Accademia del Piacere
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La construcción de la segunda parroquia de Huelva a partir de 1515 es una muestra del auge que estaba conociendo la zona portuaria y comercial de la villa. Desde su materialidad gótico-mudéjar, la iglesia de la Concepción evoca los anhelos y aspiraciones de los onubenses del siglo XVI, que vieron en el mar una promesa de prosperidad. El ejemplo de Sevilla no les era ajeno. Tras el descubrimiento de América, Sevilla se convirtió en el gran centro comercial y cultural del sur de Europa. Su nueva catedral reunió a músicos de primera lína. Cinco siglos después, los músicos de Accademia del Piacere vuelven a reunirlos para nuestro deleite.
Las canciones de Juan de Urrede, Juan de Triana y Francisco de la Torre nos conducen directamente al ámbito cortesano y nobiliario de una Sevilla dominada por el segundo duque de Medina sidonia, señor también de Huelva y constructor del castillo que coronaba el cabezo de San Pedro. Los préstamos recíprocos entre los músicos de la catedral y de la casa ducal fueron muy frecuentas en estos años, favoreciendo el fluir de un repertorio religioso y profano ejemplificado en el “Cacionero de la Colombina”, fuente musical de las obras de Urrede y Tirana que forman parte de este programa. A la espera del entretenimiento nobiliario pertenecen estas canciones, cuyo carácter oscila de la tristeza a la melancolía. De todas ellas, “Nunca fue pena mayor”, sobre un poema atribuido al primer duque de Alba, fue la que alcanzó una resonancia más internacional. La “Alta” de Francisco de la Torre recuerda una de las actividades más importantes en los círculos cortesanos: la danza. En estas residencias nobiliarias pudieron escucharse también los sones del villancico “Viva el gran re don Fernando”, inserto en la “Historia Baetica” (Roma, 1493), con el que el secretario y chambelán del papa, Carlo Verardi, celebraba la toma de Granada y homenajeaba a sus más directos responsables.