Estudioso de la fotosíntesis
Bioquímico y farmacéutico español, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1995. Estudió la carrera de Farmacia en la Universidad de Madrid, en la que se licenció con premio extraordinario en 1952, obteniendo cuatro años más tarde el título de doctor. Posteriormente, amplió su formaciónen el Instituto de Edafología y en la Universidad alemana de Munster y en los laboratorios daneses de Carlsberg, gracias a las becas concedidas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. También fue pensionado en 1958 por la Junta de Energía Nuclear en el Departamento de Fisiología Vegetal de la Universidad de Berkeley, en California, donde continuó sus investigaciones sobre bioquímica hasta 1961.
De regreso a España, ejerció como profesor en la Facultad de Ciencias de Sevilla hasta que, en 1967, ganó la cátedra de Química Fisiológica. Al año siguiente, fue nombrado jefe del departamento de Morfología y Fisiología, de la sección de Química Fisiológica en la Universidad de Sevilla y jefe del Instituto de Biología Celular del CSIC. Por su parte, fundó el Instituto de Fotosíntesis en la capital andaluza. De los cuantiosos éxitos profesionales de la carrera del carmonense, destaca por haber conseguido la fotosíntesis del amoníaco y por realizar múltiples estudios sobre las proteínas de algas partiendo de nutrientes inorgánicos y sirviéndose de la luz solar como única fuente de energía. También se le considera el padre de los estudios sobre bioenergética en España.
Las conclusiones de sus investigaciones han sido publicadas en prestigiosos libros y revistas de todo el mundo. Pertenece a varias sociedades científicas como la Biochemical Society, la Americam Society of Plant Physiology o la British Photobiology Society. También ha ocupado el cargo de vocal del Comité Español de la Unión Internacional de Ciencias Biológicas en 1963 y de consejero del Patronato Alonso Herrera. En 1964, fue socio y fundador de la primera Junta de Gobierno del Patronato Santiago Ramón y Cajal. Un año más tarde, sele otorgó el Premio de Ciencias del CSIC y fue elegido académico de la Real de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en la que ingresó con la lectura del discurso titulado ‘La fotosíntesis del nitrógeno’.
En 1977, fue distinguido con el Premio Nacional de Investigación en la especialidad de Biología. Once años después, le fue concedido el Primer Premio Maimónides y el Primer Premio de Investigación Jaime I, creado por la Generalitat Valenciana y la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados. Compartió el Premio Príncipe de Asturias de 1995 con el Instituto de Biodiversidad de Costa Rica, por sus investigaciones acerca de la asimilación fotosintética del nitrógeno, clave fundamental para el desarrollo de la vida.