“Willie es tan bueno que no me puedo creer que no sea de New Jersey”, afirma Little Steven. Lou Reed o Bono tampoco dudan a la hora de situar algunos de los discos de Willie Nile entre sus preferidos, pese a haber sido arbitrariamente postergados por público e industria. Otro de los riesgos asumidos al pasar a formar parte de la concurrida galería de malditos del rock neoyorquino.

Los comienzos de Willie Nile apuntaron a cotas comerciales más rentables cuando Arista publicó sus dos primeros álbumes – “Willie Nile” (1980) y “Golden Down” (1981) – animada por las positivas críticas recibidas tras unos iniciales conciertos preñados de rock intenso y fibroso y por invitaciones de grupos como The Who para que les teloneara. Un espejismo: problemas de diversa índole abocaron a Nile a un paréntesis de diez años de ausencia, roto finalmente con su regreso en 1991. Desde entonces, su pausada crónica sólo ha permitido una plena recuperación reciente cuando títulos como “Beautiful Wreck of the World”(1999) o “The Streets of New York” (2006) lo volvieron a situar en el mapa con holgado crédito. La edición conjunta CD+DVD de “Live from The Streets of New York” relanza también una atractiva faceta de directo.