
Inhabitados – Exposición
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En el texto de Miguel Espada que aparece en el catálogo de la exposisión se dice que “Sus imágenes ponen en cuestión cualquier ejercicio de policromía. Frente a ellas, ensanchar la paleta parece una frivolidad irreverente. Sería demasiado fácil caer en la trampa del blanco radiante, asociarlo a la virginal pureza, al recubrimiento de la piel inmaculada. Porque el blanco no da cobijo, es de naturaleza cruel y perversa. No permite ocultarse. Muestra con igual fuerza el cuerpo y su sombra; no permite que el más mínimo detalle pase desapercibido. Sobre el blanco, el más común de los objetos, el más humano de los rostros, se vuelve enigmático y fantasmal. A veces nos gustaría que hubiera cuadros, manteles o cojines, tirar barro sobre las paredes, ensuciar el entorno para huir de la tétrica blancura. Isabel no alimenta nuestra ansia de imperfección, pinta blanco sobre blanco, como aquél que escupe al mar, para fundir sus trazos con la inmensidad”.